martes, 27 de julio de 2010

CASOS DEL CORAZON

Creo que mi esposo huye de mi

DEBORAH (39, Villa María del Triunfo).- Siempre he sido una mujer de carácter fuerte y cuando me casé con Celso cometí el error de querer imponer mi voluntad y ser yo quien manejara la relación. Mi esposo, quien es de carácter más tranquilo, soportó por mucho tiempo mis gritos e histerias, tratando de llevar mi ritmo, hasta que un buen día se hartó y se fue de la casa por unos días. Me dijo que esperaba que reflexionara durante su ausencia y al cabo de unos días me llamó, le pedí perdón y volvimos a vivir juntos. La armonía, lamentablemente, no nos duró mucho. Confieso que mi mal carácter me volvió a traicionar, empecé a presionarlo con el trabajo, pues tenemos un negocio juntos, y reconozco que mientras él se esforzaba y prácticamente se ocupaba de todo, yo le exigía más allá de sus propias fuerzas. Confieso que mi mal genio me llevó a casi arruinar mi matrimonio porque Celso se fue una segunda vez de la casa. Tuve que buscarlo, pedirle perdón y ofrecerle cambiar sinceramente. En esta oportunidad realmente cambié por mi hogar, por mis hijos y porque amo a mi esposo. Acudí a terapia para controlar mi carácter y las cosas empezaron a marchar mejor en mi hogar. Pero ahora siento que el problema es mi marido, quien creo que se aprovecha de mi cambio y que me mido para no controlarlo, para salir de la casa por horas. Y es que a veces tiene cachuelos pintando casas y como es bien trabajador, se va casi todo el día y regresa por la noche, lo cual no me gusta pero tengo que tolerar. Prueba de que cachuelea es que me da el dinero para ahorrarlo, pero siento que quizá no trabaja todo el día y se queda en la calle para escapar de mi, pues le digo para que se compre un celular y estar comunicados y no quiere.

CONSEJO: Creo que tu afán de controlar es más fuerte y eso te llena de dudas. Si las cosas marchan bien con tu pareja, no tiene por qué estar dudando de tu esposo. En todo caso, conversa con él y dile lo que sientes. Sólo así aclararás tus dudas.

CASOS DEL CORAZON

No cree que realmente lo amo
MARLENE (28, Jesús María).- Nunca pensé que sería tan difícil convencer a alguien de que realmente es amada. Conocí a Wilson a través de mi trabajo, él sufre una leve discapacidad, pues usa un bastón porque tiene un defecto en una pierna, pero eso no le quita que sea un hombre inteligente, amable, alegre y con quien se pueden pasar las horas conversando sin darse cuenta.Nos hicimos amigos y luego empecé a sentir por él una gran atracción, me invitó a salir y fuimos a comer, Fue una noche encantadora porque nos divertimos y pude conocer un poco más de su vida.
Fue así que empezamos a frecuentarnos y un día nos besamos. Me sentí muy bien y confieso que estaba esperando ese beso que pensé no llegaría porque Wilson no daba señales de querer algo más que una amistad.
Después de ese beso me dejó en mi casa y estuvo un poco callado. Al día siguiente me llamó y me dijo que me olvidara de lo que pasó porque él entendía que yo no quisiera nada.
Le respondí que estaba equivocado, que me había gustado que me besara, que yo no sólo quería ser su amiga, pero Wilson me dijo que quizá lo que sentía por él era un poco de lástima por su condición.
Poco a poco dejó de ir por mi trabajo y yo lo llamé por teléfono para vernos. Acudió a la cita pero no quería saber nada de tener una relación conmigo. Me dijo que no quería compasión y por más que le dije que lo amo no me creyó.
Yo he insistido y hasta he hablado con una de sus hermanas, quien trata de ayudarme y ha concertado varias citas para vernos. Las veces que nos hemos encontrado me doy cuenta que él siente lo mismo por mí, pero no sé cómo convencerlo de que mis sentimientos son sinceros.
CONSEJO: Insiste y defiende lo que amas. Ve a su casa, búscalo, habla con su familia y que te ayuden a hacerlo entrar en razón. No te des por vencida y verás que tu insistencia lo hará darse cuenta de tus sentimientos.

CASOS DEL CORAZON

Por una amante perdí mi hogar

Efraín (38, San Martin de Porres) Doctora, estoy deprimido porque por culpa de una amante perdí a mi esposa y mis dos hijas. Le cuento mi terrible drama que empezó hace unos días. Martha con quien mantenía una relación extramatrimonial de un año, me pidió que me divorciara de mi esposa para casarme con ella, porque estaba embarazada. Por supuesto que le puse bien en claro que no me separaría de la madre de mis dos hijas, porque mis gorditas son lo mejor que me ha pasado en la vida, y que si vivía lejos de ellas no me lo perdonaría. En principio pensé que Martha había entendido mi posición y que todo estaba normal entre nosotros, pero no fue así, pues mi amante me hizo una jugada perversa que nunca imaginé. El pasado jueves cumplimos nuestro primer aniversario y mi adorado tormento me dijo que quería pasar toda la noche conmigo en un hotel. Tomamos vinos celebrando nuestro día y a los pocos minutos empecé a sentirme mal, así es que me recosté sobre la cama. A las horas escuché a una mujer que gritaba ¡sinvergüenza! ¡mal hombre! Abrí mis ojos y vi a mi esposa dentro de la habitación mirándome y mi amante que le decía que acabamos de hacer el amor, por eso estaba desnudo. Mi señora salió llorando del cuarto, intenté ir tras de ella, pero no pude, pues apenas podía pararme. Sucede doctora que la muy bandida de Martha me había pepeado, luego fue a mi casa y llevó a mi esposa al hotel con engaños. Cuando recobré la conciencia le reclamé a Martha su actitud, pero ella muy suelta de huesos me dijo que ya era hora de que mi esposa se enterara y me confesó que no estaba embarazada. Desde ese entonces he buscado a mi señora, pero no he podido encontrarla. Sus familiares me han dicho que viajó a provincia con mis hijas y que la deje en paz, porque nunca perdonará mi infidelidad. Estoy muy arrepentido y quiero a mi familia de vuelta, pero no sé como recuperarla. Doctora, ayúdeme.

CONSEJO: Eso te pasa por sacavueltero. Ahora sólo te queda tratar de conversar con tu esposa y lograr que te perdone. Todo dependerá si logras convencerla de tu arrepentimiento y de que nunca más volverás a sacar los pies del plato. Suerte.

martes, 20 de julio de 2010

CASOS DEL CORAZON

Mi amante es una gata fiera

MANUEL (39, Lince).- Hace unos tres meses empecé una relación extramatrimonial con Julissa, una mujer apasionada que ha resultado ser una gata indomable en la intimidad y que cada día me tiene más rendido a sus pies. No es que busque pretextos ni que use el clásico argumento de los mujeriegos, pero realmente la relación con mi esposa está deteriorada, al punto que ya no tenemos encuentros sexuales.

Prácticamente llevamos una relación amical y seguimos juntos porque todavía tenemos hijos chicos. A pesar de que ella es menor que yo, se ha dejado avasallar por la casa y no sólo se descuidó personalmente, sino que no tiene mayores aspiraciones.

Y fue en una reunión que conocía a Julissa, una mujer tres años mayor que yo que me abrió las puertas a un nuevo mundo en la intimidad. Con ella estoy haciendo cosas que nunca antes había imaginado y experimentando un placer jamás alcanzado.

Sin embargo, doctora, es tan apasionada que se vuelve loca en la cama y me tiene todo arañado. Primero eran el pecho y la espalda, pero me los cubría con la ropa y me cambiaba en el baño para que mi esposa no me vea, pues a pesar de todo debo guardarle respeto.

Después terminé con el cuello arañado y tuve que usar chalinas para cubrirme las marcas, pero lo último es que me dejó marcas en las manos y no sólo mis compañeros me molestan, sino que la madre de mis hijos se dio cuenta y me preguntó qué significaban esos arañones.

Tuve que inventarle un asalto y que me habían robado el celular. Mi problema ahora es que no sé cómo decirle a Julissa que mida un poco sus ímpetus y que no me deje arañado, pues temo que pueda molestarse y en el fondo no quiero dejar de verla.

CONSEJO: Bien sinvergüenza eres. Lo que debes hacer es dejar a esa amante, pues a la larga acabará con tu matrimonio. Lejos de buscar cómo hacer para que tu amante no te arañe, debes pensar en reconquistar a tu esposa y salvar tu hogar.

CASOS DEL CORAZON

Me pide sexo a cada rato

Oscar (35, San Borja) Siempre he sido un hombre que creía cumplir a cabalidad en el ring de las cuatro perillas, pues en todas las relaciones que he tenido ninguna mujer se quejó de mi desempeño en las artes amatorias.
Hace seis meses que me casé y desde esa fecha hasta la actualidad, mi esposa me hace sentir que no soy el semental que yo creí que era, pues siempre me pide más y dice que no la dejo satisfecha.
Cuando éramos enamorados y teníamos relaciones nunca se quejó de nada y ambos llevábamos el mismo ritmo sexual, pero ni bien nos casamos la relación cambió y se ha convertido en una mujer por demás exigente al momento de hacer el amor.
No sólo espera las noches cuando llego de trabajar, sino que, además, se despierta a las seis de la mañana y me pide que le haga el amor antes de que me vaya al trabajo. Como buen hombre, caballero que soy, siempre trato de complacerla; sin embargo, no puedo hacerlo todos los días porque entro a trabajar a las siete y 30 de la mañana y en más de una vez me he tenido que salir de mi casa apurado, sin tomar desayuno, por tener que complacer a mi esposa.
Inclusive, más de una vez me ha llamado al trabajo y me ha pedido que los 45 minutos que tengo de refrigerio los aproveche, tome un taxi y vaya a la casa para poder estar juntos íntimamente, pero como en eso no puedo darle gusto porque yo trabajo en el cono norte y no llegaría, entonces se molesta y me saca en cara diciéndome que no la amo.
En realidad, no sé qué hacer doctora, hago hasta lo imposible para complacerla, pero no la satisface ni una, ni dos, ni las veces que tenemos relaciones durante la noche. No me deja dormir, quiere un mañanero y, para colmo de males, se queja.

CONSEJO:
No es que tú hayas bajado el ritmo o el deseo de querer tener relaciones, sucede que es tu esposa quien antes, cuando eran enamorados, fingió placer y ahora ya de casada se ha sacado la máscara que tenía puesta. Lo recomendable es que la lleves donde un especialista y después juntos hagan una terapia. Suerte.