JULIA (23, Independencia).- Estoy metida en tremendo lío, doctora, no sólo con la familia del hombre con el que mantenía una relación, sino con mis padres y hermanos que me han quitado el habla tras descubrir que estoy con un hombre casado.
Confieso que siempre me ha gustado la buena ropa y he deseado todo lo que mis padres no podían darme por falta de recursos. Reconozco que me dieron los principal, que es la educación, pero como somos varios hermanos no podía comprarme toda la ropa que está de moda ni tener dinero para salir con mis amigas.
Fue justo cuando estaba terminando mis estudios que conocí a Rogelio, un hombre muchísimo mayor que yo, pues está bordeando los cincuenta años. Comenzó a enamorarme y si bien no es un tipo apuesto, es de trato agradable y terminó de conquistarme cuando comenzó a invitarme a buenos lugares y darme regalos caros.
No me importó que fuera un hombre casado si me daba lo que yo quería. Terminé los estudios y me consiguió un trabajo como secretaria y aunque no ganaba mucho compensaba mis gastos con lo que él me daba.
Pero como nada dura para siempre, un buen día se apareció en mi casa la esposa de Rogelio y me armó tremendo escándalo.
Mis papás se enteraron de mi relación y casi se mueren de la vergüenza y la cólera, mis hermanos se molestaron muchísimo al punto que ahora se turnan para llevarme y recogerme del trabajo.
En mi casa me ven como si fuera una pecadora, mi mamá me dice que la avergüenzo porque todo el barrio se enteró que era la amante de un hombre casado.
Rogelio nunca más me volvió a llamar y no contesta mis llamadas, pues ahora me doy cuenta que lo extraño, no porque me daba mis gustos, sino porque creo que al final terminé enamorándome de él.
CONSEJO: Bien sinvergüenza resultaste siendo tan jovencita. Tienes que olvidarte de ese hombre y respetar a los maridos ajenos y respetarte a ti misma, pues nada ganas siendo la otra. Ten en cuenta que lo material va y viene y se acaba.
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