JOSEFINA (45, Jesús María).- Tengo veinte años de matrimonio y siento que el amor hacia mi esposo se está acabando. No sé si es la rutina o realmente estoy dejando de amarlo, pues no me provoca ni hacerle el amor.
Yo sé que quiero mucho a Fernando, me preocupo por él y me darían muchos celos si supiera que tiene una aventura o un romance serio con otra mujer; sin embargo, ya no me despierta la pasión de antes, al punto que no extraño ni sus besos.
Sé que la pasión de los primeros años se va perdiendo, pero tengo amigas con el mismo tiempo de casadas que yo y me cuentan que tienen épocas en que hacen el amor todos los días, como al principio, y otras en que sólo tienen relaciones una vez por semana o cada quince días.
Ellas me dicen que debe ser porque entraré en la etapa de la menopausia, pero no sé si será eso, pues tengo mi ciclo menstrual normal.
Lo que sí tengo bien en claro es que todo el amor que sentía por Fernando, el fuego interno que provocaba en mí y las ganas de estar todo el tiempo a su lado están desvaneciéndose poco a poco.
Mi temor es dejar de amarlo por completo y que su presencia llegue a molestarme (lo que no sucede todavía felizmente), pues no me gustaría romper mi matrimonio después de tantos años, sobre todo porque mi esposo nunca me ha dado motivos para sospechar de que me es infiel y si lo ha hecho jamás me he dado cuenta.
Toda su vida se ha preocupado por su familia, por nuestros hijos y por cubrir todas mis necesidades, pues nunca trabajé y él jamás fue mezquino para darme mis gustos, claro está dentro de las medidas de sus posibilidades.
CONSEJO: Llegó la hora de sentarte a conversar con tu esposo y poner las cartas sobre la mesa. Sin duda se debe haber dado cuenta de tus cambios con él, así que es tiempo de renovar la relación, de reconquistarse y encender nuevamente la llama del amor. No te des por vencida.
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