Ana (35, Surquillo).- Cuando me mudé a mi nuevo barrio nunca pensé que perdería la cabeza por un muchachito de la cuadra. Aquel día, mientras mi hermano me ayudaba con la mudanza, Javier de 18 años de edad, se acercó gentil y me dijo: "señora, si gusta la puedo ayudar". Vestía un polo blanco ceñido al cuerpo que mostraba sus musculosos brazos. Era un jovencito hermoso y poseía un cuerpo espectacular. Le dije que sí y empezó a ayudarnos.
Tras la faena le invité una limonada y se despidió con un beso. Desde ese día nunca lo olvidé y cuando camina por la calle me asomo inmediatamente por la ventana sólo para contemplarlo.
No puedo mentirle, me gusta y hasta he tenido por las noches fantasías con él y hago lo imposible para que entre a mi casa. Me ayuda a mover muebles o sacar la basura, él siempre accede gustoso. "No se preocupe señora Ana. Llámeme cuando quiera", me dice y se va.
Hace poco lo vi con una mocosa y casi muero de celos. Corrí a mi puerta y me tiré al suelo sólo para llamar su atención. Corrió a mi lado y me preguntó si me había lastimado, le dije que sí. Fingí que me dolía la pierna y que no podía caminar. Entonces, se despidió de la chica y me cargó hasta mi habitación, me recostó cuidadosamente en la cama y aproveche la situación.
No aguanté más su presencia, ni su olor y tras abrazarlo con todas mis fuerzas, le dije al oído que lo amaba. Le besé el cuello hasta morderlo. Fue un impulso salvaje, que no pude controlar.
Javier se asustó, me empujó y escapó de mis brazos. Le rogué que volviera, pues lo amaba, pero huyó.
Hoy sé que hice mal. Fui tonta, impulsiva e inmadura. Me dejé llevar por mis pasiones. Ahora Javier ya no transita por mi sector y las vecinas me han contado que tiene enamorada y pronto se pondrá de novio. Doctora, estoy dispuesta a hacer lo que sea para obtener su amor, si es posible me rendiré a sus pies. El no puede casarse, es muy joven y yo lo amo y nadie me lo quitará.
CONSEJO:
Has perdido la cabeza. Eres una señora y debes actuar como tal y hacerte respetar. No es posible que estés lanzándote a los brazos de cualquiera. Necesitas urgente ayuda psicológica para controlar tus impulsos y deseos sexuales que te hacen delirar.
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